domingo, 12 de septiembre de 2010

MILENARIO / Be@

"Se le resbalan a uno los ojos al no encontrar
cosa que los detenga…” (Juan Rulfo – “El llano en llamas”)




Milenario y distante de quietud mineral
se alza y perfora la bruma el pico más alto
y solo de la cadena de montañas.

Allá arriba, el espectro de un hombre
se alucina en la noche, casi al borde de la eternidad.
Ha llegado escalando la ladera inclemente y sus miedos.
Ahora busca en el lenguaje alguna forma del relato
que le explique a sus ojos lo que ven;
no encuentra palabras que detengan el vértigo,
cierra los ojos para borrar un instante la tempestad de belleza
que se derrama sobre su conmovida humanidad
y escucha en la música que toca el viento
apenas unas sílabas del poema que está escribiendo Dios
desde el principio.

Cuando llegue la aurora habrá olvidado las uvas, su nombre y su alfabeto.
Cuando la aurora llegue habrá dejado la forma del reloj sobre las horas,
la precisa rutina de sus pasos y el timbre de su acento.

Milenario y distante de quietud mineral
se va hundiendo en la noche con el alma transida y perpleja
el hombre iluminado por la luna salvaje.
Cuando llegue la aurora,
en el sitio del hombre habrá un brote de intemperie
floreciendo en el vacío.