La noche envolvió a la luna
con manto de terciopelo
y huyó con ella en los brazos
rescatándola del sueño.
La noche escondió a la luna
y se la llevó muy lejos;
aquí se quedan llorando
los grillos su desconsuelo.
Arrinconada en el hueco
de unos brazos que se fueron,
mi pena amanece sola
contra un muro de silencio.
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