Me manda a buscar flores entre ruinas,
me pone contra el viento, me desampara
siempre,
me desvela.
Rasga con su cuchillo mis escudos,
me aproxima al abismo,
obligándome a andar descalza por las piedras.
Arremolina el aire que me abraza,
me cubre de cenizas y me muestra la aurora.
Un ardor en la voz y en la esperanza,
candor de nube blanca,
lujuria desolada que no cesa,
espasmo de palabras.
¿Quién vendrá a rescatarme de tu hoguera?
¿Quién me traerá un candil cuando anochezca?
¿Dónde voy a esconderme cuando no quiera
que me arrees a la melancolía de esta ciudad de puerto
y de murallas?
Me calcina la sombra cuando salgo
a gritar por las cornisas y
hace fuego disparando su arma con mis dedos.
1 comentario:
FUERTE, TESTIMONIAL, PROFUNDO TU POEMA. ME LLEGA AL FONDO DESDE DONDE DEBEMOS TOMAR FUERZA PARA EMERGER.
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